¡ALTO! Si usted no ha leído los CAPITULOS I, II, III y IV de EL PASADO DEL FUTURO, le sugiero que
detenga inmediatamente la lectura del presente CAPITULO V y no siga adelante. En la parte derecha del Blog
aparecen las entradas anteriores, busque los capítulos que no leyó, léalos y vuelva para aquí una vez
terminado. Caso contrario, no entenderá lo que está sucediendo. Es muy probable
que, si los lee, tampoco. Aproveche para ver las anécdotas del blog que todavía
no leyó.
……………………………………………………………………………………………
Muy bien. Si usted está aquí, es que ya leyó
previamente los CAPITULOS I al IV, y
sabe de qué se trata toda esta increíble saga, y si no lo hizo, ahora es su problema.
Aquí vamos.
Miren que han pasado muchos años, pero sigo recordando
que……………….. luego del involuntario congelamiento durante un inventario
presencial de pescado congelado, para mi sorpresa, desperté luego de 30 años en
el año 2012. Estuve internado un tiempo, y gracias al generoso ofrecimiento de
mi empleador de 30 años atrás, el estudio de Lionel Devengado, Devengados y Asociados, volvería a trabajar
en un cliente de auditoria. Me había propuesto ocultar completamente mi
condición de “viajero del tiempo”, para evitar ser un “fenómeno de circo”. Solo
quería vivir una vida normal y pasar desapercibido, volver a ser auditor como
antes, me parecía la mejor manera de reinsertarme. En el estudio, me encontré con el que sería mi asistente, Máximo Tilde, con
quién me enteré que ya se habían dejado de utilizar, entre otras cosas, los
papeles 7 y 14 columnas, los lápices
rojos para los tildes, los registros manuales, etc. Todo estaba
computadorizado, era portátil, debía de ser ingresado en nuestras notebooks, con
archivos que estaban por las nubes, o en la nube que vaya a saber dónde quedaba.
El alma de la auditoria se había perdido.
Luego de un curso de inmersión
acelerado en la realidad, ya nos encontrábamos en las oficinas del cliente,
listos para iniciar la auditoría. Nos presentamos antes el Gerente de
Administración, quién nos recibía amablemente.
- ─ Estimados
Daniel y Máximo, bienvenidos para iniciar el trabajo de la auditoría. A usted, Daniel,
lo veo un poco mayorcito para seguir siendo todavía encargado de trabajo. Debe
de ser bastante experimentado a esta altura.
- ─ Ciertamente.
He estado un poco retirado de la auditoria (unos 30 años solamente, dije en mis
pensamientos).
- ─
Con
razón no lo vimos antes por aquí. ¿Ya están listos para ubicarse?
- ─
¡Totalmente!
Díganos qué oficina nos han asignado, y allí vamos.
- ─
Bueno,
en realidad no es una oficina. Tengo un lugar para uno, ya que Carlos
Inventarietti, el sub supervisor de Almacén, está de vacación ésta semana. Es
una mesita, pero se podrá acomodar. El otro, puede ir a la mesa de Luis
Concilietti, el analista de Bancos. Aceptó prestarle el costado de su escritorio,
por esta semana. La semana que viene veremos si alguien se enferma, accidenta,
muere, o va de vacaciones, y los volvemos a acomodar. ¿No es problema, verdad?
- ─
Para
nada. ¿Me imagino que podemos dirigirnos directamente a cualquier empleado para
consultarle sobre los temas a su cargo?
- ─ Al
contrario. Me hacen un requerimiento por escrito, me lo pasan y en pocos días
yo les doy la contestación, o les informo con quién lo tienen que ver.
- ─
¿Tienen
ya el borrador de balance?
- ─ Ni
soñando. Parece que no le han informado, pero la costumbre que tenemos es que ustedes
preparan el balance.
- ─
Ahaha.
¿Los baños?
- ─ Están
con llave. Pueden usar los de fábrica, allá al fondo. O si consiguen que algún
empleado le preste su llave, ningún
problema.
- ─
Por
último, el café.
- ─
Allí
está la maquinita. Pueden comprar las fichas en Tesorería.
- ─ Gracias.
(Hay muchas cosas que no han cambiado en los últimos 30 años, pensé para mis
adentros).
……………………………………………………………………………..............................................
- ─
Máximo.
Tenemos poco tiempo. Quiero que hagamos una buena sumatoria con tira de máquina
del detalle individual de los inventarios de productos terminados, del activo
fijo, de los materiales de almacén y de los saldos con clientes, y los
comparemos con los saldos de mayor, y ver si los tienen conciliados.
Mi asistente me miraba fijo,
como quién ve a un alienígena bajar de su nave.
- ─ ¿Sumatoria
con tira de máquina?
- ─
Si.
Las tiras de suma de la calculadora. Sumar una por una las fichas individuales
y ver si suman igual al total de la cuenta del mayor. Si no te dá, vas tildando la tira de máquina.¿O no hacemos más este
procedimiento básico de auditoría?
- ─
Ya
no es necesario volver a sumar todo manualmente (haciendo énfasis y casi deletreando "manualmente"). Son sistemas computadorizados. Evaluamos
los controles generales del centro de cómputos, y las aplicaciones
individuales. Nos ayuda mucho la gente de IRM.
- ─
¿IRM?
¿Inspectores de Recursos Manuales? ¿Investigadores de Rituales Milenarios? ¿Instigadores
de Revueltas Multiétnicas?¿ Ilusionistas que Releen las Mentes? ¿Qué
recórcholis es IRM?
- ─ En realidad,
Information Risk Management.
- ─ Ya
lo sabía, Maxi. Quería ver si estabas actualizado. ¡Bien! No
te olvides de pedir la fotocopia del mayor.
- ─ No
es necesario, Jefe. Accedemos por una terminal remota interconectada en línea.
- ─ Terminal
remota, claro. (Ni remotamente entiendo de lo que me estás hablando).
- ─
Listo.
¡A comenzar la auditoria se ha dicho! (No va a ser fácil, pero lo fundamental
de la auditoria seguramente sigue siendo lo mismo). ¡Saldré adelante!
(Continuará….)