martes, 15 de mayo de 2018

TRANQUILO, QUE NO PASA NADA


Para esa  época, yo era un supervisor recién ascendido, con poca experiencia. Pese a eso, en un acto de extrema confianza, un gerente “pesado” me designó como su suplente durante sus merecidas vacaciones. Estaba previsto que todos los gerentes y socios designaran para cada uno de sus clientes un suplente para ausencias de más de un día, sea o no que se espere que existan temas para hacer seguimiento en la ausencia. Por lo general, la asignación recaía en un colega que ya tuviera un conocimiento específico anterior del cliente y de sus funcionarios. No era éste el caso. No había prestado servicios en éste cliente (una empresa multinacional croata –se ha modificado el país a efectos del Blog) en ninguna categoría, bajo ningún concepto y desconocía completamente a la Gerencia de la empresa.

Cuando el gerente emitió su memo de ausencia con la distribución de su cartera de clientes, le remarqué la circunstancia, pero él me contestó en forma muy segura “Tranquilo, que no pasa nada”. No había ningún vencimiento, ni ningún tema pendiente que pudiera molestarme en su período de vacaciones. Absolutamente nada para preocuparse.

El lunes siguiente, primer día de la semana laboral y primer día de receso de mi experimentado colega, su secretaria que tenía la lista de distribución de clientes en ausencia, me contactó y consultó:

-       Vos estás a cargo estas dos semanas del cliente Zagreb (nombre ficticio utilizado para el Blog)?”
-          Si. ¿Sucede algo? –pregunté tímidamente.
        Llama el Controller y cuando le dije que el gerente estaba de vacaciones, pidió hablar con urgencia con su reemplazante.
-            Pasame la llamada –dije en un tono que intentaba demostrar seguridad y resolución.
-          Hola. Soy Rakitic I (nombre ficticio utilizado para el Blog). Señor Daniel, necesitamos que su estudio nos emita hoy mismo un certificado.
-          Con gusto. ¿De qué se trata?
      Requerimos que nos certifique que el miércoles 27 del próximo mes pagaremos unas importaciones de maquinarias y gastos intercompany por US$ 1.200.000 (la cifra también es ficticia, simplemente porque no me acuerdo la real).
-          Me temo que no podremos emitir tal certificado, -contesté con cierto temblor en la voz.
-          ¿Cómo que no puede emitir el certificado.      
  —  Nos es imposible certificar un hecho futuro semejante. Una vez que hagan el pago podremos sin problemas certificar la fecha, banco, importe, concepto. Etcétera, pero lo otro, no. Ahora podemos certificar la registración contable del pasivo, los datos de la factura, pero no la fecha en que va a ser abonada –trate de persuadirlo.   
    —    Pero, de mi casa matriz me exigen ese certificado, y si ellos lo piden, es porque Ustedes (remarcado) pueden y tienen que emitirlo.

-      Desconozco lo que le informaron desde su casa matriz, pero no pueden pretender que certifiquemos ahora hechos que pueden o no suceder en una fecha futura desconocida, aunque sea el miércoles del próximo mes. Necesitaríamos tener documentación que respalde esa afirmación sobre lo que se hará en el futuro. Lo siento.
-       Voy a tener que informar esto al Gerente General. No es la forma en que se trata a un cliente como nosotros, y le avisaré al socio y al gerente del estudio  –dijo el Controller en una forma tal para que me sintiese agraviado.
-     No pretendo incomodarlos, pero técnicamente no podemos satisfacer ese pedido. Y si usted quiere hablar con el socio (que también había salido unos días y no había dejado reemplazo para éste cliente, ya que “no pasaba nada” durante los días de ausencia) o con el gerente, por supuesto que es libre de hacerlo.Escuché un “click” cuando cortaron del otro lado. Quince minutos después recibí la llamada del Gerente General, Rakitic II.


-          Me acaba de informar Rakitic I que Usted se niega a emitir el certificado que le estamos solicitando para nuestra casa matriz.
     De modo alguno me he negado a la emisión del certificado, Sr Rakitic II. Lo que le expliqué al Sr. Rakitic I, es que nos es imposible emitir un certificado afirmando algo que aún no ha acontecido. Podremos hacerlo con gusto una vez que se haga el pago –le comenté tratando de ser amigable.
-          Eso ya no nos serviría. Casa matriz necesita otra cosa. Voy a tener que llamarlo al socio y al gerente (¡Qué manía de llamarlos!). Espere en línea que lo contactaré al Controller mundial.
     A continuación escuché la voz de Rakitic II hablando en croata (eso supuse yo) con su jefe en Casa Matriz, la charla, que se adivinaba agitada, no me dio demasiadas pautas de lo que se venía, considerando mi nulo conocimiento del croata. Luego de esos intercambios de palabras, me avisó que me transferiría la llamada directamente con Rakitic III (nombre ficticio como todos los demás). El diálogo fue similar a los otros dos anteriores con una parte presionando para que emitamos un certificado que no podíamos emitir, y la otra tratando de explicar la imposibilidad de certificar que la empresa va a efectuar un pago en una fecha futura, y ofreciendo certificar lo que se podía afirmar. No hubo caso, luego de amenazar con llamar al socio y al gerente (ya me había acostumbrado), cortaron la comunicación.
    
    Cumplieron. Lo llamaron al gerente al lugar donde vacacionaba y, afortunadamente para el mantenimiento de mi cabeza en su lugar, mantuvieron mi postura y acordaron en emitir un certificado con lo que se podía soportar documentalmente y verificar.  En años siguientes seguí reemplazando a ese gerente en sus clientes durante sus ausencias.

     Conclusión: Cuidado cuando les asignen una responsabilidad mientras simultáneamente les dicen “Tranquilo, que no pasa nada”. Averigüen primero.