jueves, 29 de noviembre de 2018

LA TORRE DE BABEL II



Recomiendo enfáticamente a todos aquellos que están leyendo éstas palabras, y que no han leído previamente  LA TORRE DE BABEL, relato publicado en el número anterior de este blog, lo hagan antes de ponerse a leer la parte II, a riesgo de no entender lo que está sucediendo en este nuevo relato contable. 

Asumiendo que los lectores le hayan hecho caso a la recomendación, paso a los hechos.
Luego del “escándalo japonés” del año anterior, estaba clarísimo que para la auditoría del año siguiente habría una tremenda expectativa del socio de la firma, del gerente a cargo de la asignación y de todos los que se habían enterado de lo sucedido doce meses atrás, de que nuevamente “algo raro", indebido apareciera en los papeles de trabajo. Era una extraña responsabilidad. Todo el mundo esperaba de mí que actuara incorrectamente a sabiendas, que agregara una mentira en el legajo y, pese a eso, tenía que hacerlo.

El trabajo de auditoría se realizó sin sobresaltos. Le empresa tenía muy buenos controles y estaba bien ordenada. Se acercaba la fecha de la “visita oficial” del socio para ver los temas principales con el gerente a cargo de la asignación y conmigo, tener una reunión formal con el gerente general del cliente y dar el cierre a la auditoría. Esa reunión con el gerente general, me dio la idea de la siguiente “maldad”.

Al igual que en el año anterior, en los papeles de trabajo manuales, en el legajo resumen de la auditoría se incluía, entre otra documentación, una página llamada “Puntos de atención para el socio y gerente”, donde el encargado de trabajo (yo, en ese momento) enumeraba los temas más importantes de la auditoria y especialmente aquellos que por su importancia o complejidad eran clave que el gerente y el socio los leyeran para poder tener sus conclusiones y ver cómo afectaban la auditoría. Fue en esa sección que incluí, como si fuera un comentario más del trabajo, un punto que denominé “Minuta reunión mantenida con el gerente general”, tras lo cuál informaba algo así:

“En el día tal, el gerente general del cliente me convocó a una reunión privada en su oficina. Durante el transcurso de la misma me informó sobre varios temas que podían ser de nuestro interés en la auditoria. Entre ellos:    
     Discontinuación de la fabricación del producto principal de la empresa.
-       Venta del inmueble de la fábrica.
-       Cambio inmediato de auditores externos.
-       Demoras en la reposición de las fichas de la máquina de café
-       Quiebra del cliente con mayor saldo.
-       Cambios en varias políticas contables.
-       Destrucción de tres maquinarias por efectos de sabotaje.

Debido a la importancia de los temas, y la confidencialidad de los mismos, el gerente general solicitó preparar él mismo la minuta de la reunión, y que la misma fuera redactada en idish. Se adjunta la misma para conocimiento del socio y gerente a cargo.”

A continuación yo había pegado unos recortes de un diario en Idish, simulando que esos fueran la minuta secreta. Y así quedó. 



Llegó el “gran día” en que el gerente y el socio a cargo vinieron a las oficinas del cliente para las formalidades del cierre de la auditoria anual. El socio no esperó a que el gerente examinara los papeles de trabajo y la sección “Puntos de atención para el socio y gerente”. Directamente se “zambulló” en los legajos hasta que encontró lo que estaba buscando y sabía que encontraría

Esta vez no hubo sorpresa, tras una carcajada, el socio arrancó del legajo la hoja que le interesaba compartir con sus colegas, con la supuesta minuta con los temas delicados, y me cuestionó al decirme “Ves, después no sabemos porqué nos excedemos en las horas, si te la pasas preparando estas cosas”.

La situación fluyó de una manera más tranquila que la del año anterior, e indudablemente dejaron el camino abierto a nuevas bromas, que por supuesto llegarían. Ya tendría tiempo de pensar cuál podría ser el "Punto de atención" del año siguiente. Mientras tanto, al igual que Marlon Brando y por si acaso, habría que ir practicando Idish.

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