Recomiendo enfáticamente a
todos aquellos que están leyendo éstas palabras, y que no han leído previamente
LA TORRE DE BABEL, relato publicado en
el número anterior de este blog, lo hagan antes de ponerse a leer la parte II,
a riesgo de no entender lo que está sucediendo en este nuevo relato contable.
Luego del “escándalo
japonés” del año anterior, estaba clarísimo que para la auditoría del año
siguiente habría una tremenda expectativa del socio de la firma, del gerente a
cargo de la asignación y de todos los que se habían enterado de lo sucedido
doce meses atrás, de que nuevamente “algo raro", indebido apareciera en los papeles de
trabajo. Era una extraña responsabilidad. Todo el mundo esperaba de mí que
actuara incorrectamente a sabiendas, que agregara una mentira en el legajo y,
pese a eso, tenía que hacerlo.
El trabajo de auditoría se
realizó sin sobresaltos. Le empresa tenía muy buenos controles y estaba bien
ordenada. Se acercaba la fecha de la “visita oficial” del socio para ver los
temas principales con el gerente a cargo de la asignación y conmigo, tener una
reunión formal con el gerente general del cliente y dar el cierre a la
auditoría. Esa reunión con el gerente general, me dio la idea de la siguiente
“maldad”.
Al igual que en el año
anterior, en los papeles de trabajo manuales, en el legajo resumen de la
auditoría se incluía, entre otra documentación, una página llamada “Puntos de
atención para el socio y gerente”, donde el encargado de trabajo (yo, en ese
momento) enumeraba los temas más importantes de la auditoria y especialmente
aquellos que por su importancia o complejidad eran clave que el gerente y el
socio los leyeran para poder tener sus conclusiones y ver cómo afectaban la
auditoría. Fue en esa sección que incluí, como si fuera un comentario más del
trabajo, un punto que denominé “Minuta reunión mantenida con el gerente
general”, tras lo cuál informaba algo así:
“En el día tal, el gerente
general del cliente me convocó a una reunión privada en su oficina. Durante el
transcurso de la misma me informó sobre varios temas que podían ser de nuestro
interés en la auditoria. Entre ellos:
Discontinuación de la fabricación del
producto principal de la empresa.
-
Venta del inmueble de la fábrica.
-
Cambio inmediato de auditores externos.
-
Demoras en la reposición de las fichas de la
máquina de café
-
Quiebra del cliente con mayor saldo.
-
Cambios en varias políticas contables.
-
Destrucción de tres maquinarias por efectos
de sabotaje.
Debido a la importancia de
los temas, y la confidencialidad de los mismos, el gerente general solicitó
preparar él mismo la minuta de la reunión, y que la misma fuera redactada en
idish. Se adjunta la misma para conocimiento del socio y gerente a cargo.”
A continuación yo había
pegado unos recortes de un diario en Idish, simulando que esos fueran la minuta
secreta. Y así quedó.
Llegó el “gran día” en que
el gerente y el socio a cargo vinieron a las oficinas del cliente para las
formalidades del cierre de la auditoria anual. El socio no esperó a que el
gerente examinara los papeles de trabajo y la sección “Puntos de atención para
el socio y gerente”. Directamente se “zambulló” en los legajos hasta que
encontró lo que estaba buscando y sabía que encontraría
Esta vez no hubo sorpresa,
tras una carcajada, el socio arrancó del legajo la hoja que le interesaba compartir con sus colegas, con
la supuesta minuta con los temas delicados, y me cuestionó al decirme “Ves,
después no sabemos porqué nos excedemos en las horas, si te la pasas preparando
estas cosas”.
La situación fluyó de una
manera más tranquila que la del año anterior, e indudablemente dejaron el
camino abierto a nuevas bromas, que por supuesto llegarían. Ya tendría tiempo de pensar cuál podría ser el "Punto de atención" del año siguiente. Mientras tanto, al igual que Marlon Brando y por si acaso, habría que ir practicando Idish.
Muy bueno Dani !!! Jaja !!!
ResponderBorrarMuchas gracias! Me hace bien leer tu comentario.
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